jueves, 16 de septiembre de 2010

Quiero... querer!

Quiero el cariño de esa persona que te tiende la mano cuando la necesitas, sin ni si quiera pedírselo.
Quiero acostarme al aire libre una noche estrellada buscándole formas a las constelaciones, como en sus tiempos hicieron los griegos y las romanos.
Quiero sentarme en un parque y pasarme horas y horas hablando de cosas sin sentido.
Quiero que me dé consejos.
Quiero que me enseñe.
Quiero sentirme rara.
Quiero despertarme y sonreír.
Quiero estar con esa persona que aporte mucho a mi vida, pero que no sea para toda la vida.
Quiero que comparta mis ideas y que discrepe de otras en las que no esté de acuerdo.
Quiero que me llame “amiga” antes de “amor”.
No quiero que me trate como una más del montón.
No quiero que me llame princesa, pues yo no me considero dueña de ningún reino.
No quiero que haga planes de futuro, quiero que vivamos el presente.
Quiero mirarle a los ojos  y no tener que decir nada más.
Quiero que los “te quiero” que salgan de su boca sean algo sincero y que nazcan en el corazón, no que sean fruto de un engaño.
Quiero poder pasarme horas sin que mi boca diga nada pero que ya tengamos entablada una conversación.
Quiero que idee a la mujer de sus sueños, la madre de sus hijos conmigo de la mano.
Quiero que me diga que nunca me olvidará.
Quiero poder echarme a llorar en su hombro sin dar explicación y que no pregunte qué me pasa.
Quiero que haga conmigo mil locuras, pero sin mi otras mil locuras más.
Quiero que sepa cuando debe estar y cuando no.
Quiero que tenga su propio grupo de amigos, pero también que sepa integrarse en el mío.
Quiero poder confiar en él, volverme vulnerable, quitarme la carcasa…
Quiero que nuestro modo de saludo sea un abrazo.
Quiero que ante todo sea un amigo.
No quiero que sea igual a mí, seríamos incompatibles sino que me complemente la parte que me falta y yo la suya.
No quiero que mi móvil sea un horno con sus sms o llamadas, pero tampoco una nevera.
Quiero reír hasta quedarme sin aire y que me duela la barriga, por una de sus bromas.

Quiero que me entienda cuando un día no quiera nada, que sepa dejarme sin retirar su mano.
Quiero que mi familia sea su familia. Y la suya la mía, esa que yo nunca pude tener.
Quiero que me entienda cuando le pida un momento a solas.
Quiero que me llame loca, egoísta, testaruda cada vez que así sea sin tener pelos en la lengua.
Quiero que me apoye.
Quiero que me oiga cuando le cuente algo que para él es insignificante pero para mí, mi vida.
Quiero que me cuente todo lo que pasa por su mente, si yo no lo he adivinado antes.
No quiero que me regale rosas ni corazones que con el tiempo quedarán en un cajón, ni que le ponga mi nombre a una estrella.
Quiero que nos llamen locos, que cuando pasen los años y pensemos en lo ocurrido digamos: “adolescentes”.
No quiero que sea igual a los demás, sino que sea él.
Quiero que me valore tal y como soy.
Quiero que esté conmigo en los momentos difíciles, y yo en los suyos.
Quiero, también, que esté en esos instantes que no se olvidan… que siempre recuerdas.
Quiero que sonría, que sienta, que llore, que grite… conmigo.
Quiero que su presencia me tranquilice pero que a la vez me ponga nerviosa.
No quiero un príncipe azul que dure de por vida y sea perfecto.
Quiero a alguien imperfecto que marque mi adolescencia.
No quiero cuentos de hagas, quiero la vida real.
Quiero que no se avergüence de mí antes sus amigos, sino que me presente a ellos como una más del grupo.
No quiero ser la persona más importante de su vida, quiero ser la persona más importante de esta etapa de su vida.
No quiero ser “su novia” , quiero ser “la persona a la que quiere”.
Quiero que me caliente los pies las noches que haga frío, pero que me deje estar a dos metros las noches que haga calor.
Quiero que me ayude a conseguir mis metas, y yo las suyas.
No quiero que me diga que me ama, “te amor”, son dos palabras demasiados grandes para caber en la boca de un adolescente.
Quiero poder tener una noche de pasión desenfrenada sin ser juzgada de “puta”.
Quiero poder mostrarle todo lo que sé y que me muestre lo que sabe él.

Quiero que mi historia tenga final feliz, y si consideras que un final feliz es comer perdices y estar juntos para siempre… quiero que mi final sea triste, el más triste… que termine porque empieza otra relación, pero que haya marcado mi vida más que nada y sea mi “amigo” para siempre, porque ambos continuaremos nuestras vidas.

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