miércoles, 20 de junio de 2012

Gracias.


Hoy, ahora, en este preciso momento, hace 4 meses que algo se hacía oficial entre tú y yo. Algo pequeño, pero que comenzó a crecer exponencialmente día a día (hoy te quiero más que ayer pero menos que mañana).
Y hoy, cuatro meses después aún soy incapaz de describir en palabras lo que siento cada vez que te veo, cada vez que no estoy contigo, cada vez que sonríes, que me abrazas, que me besas, que me acaricias... Supongo que jamás sabré explicarlo.

Has hecho que tenga ganas de volver a vivir, y muchísimas. Que vuelva a sacar esa sonrisa, bueno no, miento, que vuelva a sacar no, que se cree en mi rostro una nueva sonrisa con la cual me despierto, me acuesto y vivo todo el día. Te has convertido en mi compañero inseparable del camino, del camino de mi vida.

Y, ¿sabes?, solo tengo una palabra para ti: GRACIAS. Gracias por devolverme la vida, la sonrisa, el valor, la fuerza, las ganas, los sueños, ... Gracias por hacerme ver que hay una vida mejor de la que imaginaba y que puedo vivirla. Gracias por cumplir mis sueños, sin separarte de mi malo. Gracias por tenderme la mano en los buenos momentos, y en los malos. Gracias por toda esa gente que has hecho que entre en mi vida, que me has enseñado que existe gente así. Gracias por cada palabra, dato, hecho, ... que me enseñado. Gracias por conocer mi pasado, mi presente y mis planes de futuro. GRACIAS.

Sinceramente no me preocupa no poder escribir todo lo que por mi cabeza ahora mismo pasa, no me preocupa que no me salgan las palabras, porque sé que tengo toda la vida para decirtelas y que la mejor manera para ello es mirarte a los ojos cogerte de las manos y callar.

Ah, por cierto, has hecho que nazca una nueva sensación en mi que jamás creí que existiría: amor, porque TE AMO.


Dame la mano y no me sueltes, ni si quiera al final del camino, porque ni la muerte podrá separarme de ti.

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